Que bonito es cuando se puede ayudar, sea en mayor o menor grado según nuestras posibilidades. Ayudar desde tu hogar, un apoyo a un amigo, un proyecto en tu lugar de trabajo o cualquier actividad que podemos realizar con el afán de sentirnos útiles y serviciales.
Ese apoyo permite sentirse uno bien, se obtienen grandes satisfacciones y beneficios no solo personales sino para un grupo específico o una institución. Necesidades hay muchas, en todos los lugares, no importa el país o la ciudad. Siempre queda vulnerable algo que no está cubierto por nadie.
Y mas cuando de apoyar en temas de salud se trata, o mas bien dicho una enfermedad. Donde no solo sufre en sí el enfermo sino también todas las personas que se encuentran a su alrededor, principalmente su familia.
Me gustaría compartirles una experiencia que tuve hace algunos años:
Hace exactamente 7 años 8 meses, tuvimos un sustituto bastante fuerte con nuestro bebé recién nacido. Gracias a Dios salimos avantes en su salud y tuvimos los medios para poder cubrir los gastos médicos necesarios. Previamente a su concepción (y gaD) contratamos un seguro médico ya que el bebé nacería en Estados Unidos. Al nacer, el niño tuvo una complicación donde su manifestación era el dejar de respirar(períodos de amnea) y fue trasladado a las horas de nacido al hospital Children´s en la ciudad de San Diego en el área de cuidados intensivos. Nervios, frustración, incertidumbre, impotencia y fe fue la que vivimos en ese lugar.
El ver que el detalle de salud de nuestro pequeño era nada, en comparación de todos los casos médicos que se vivían en ese hospital infantil, desde tumores, varias cirugías de corazón abierto en niños de un mes de nacido, complicaciones congénitas, entre otras. El ver a los demás Papás con sus caras de angustia, de sufrimiento, de llanto. Niños con cáncer caminando con sus sueros por los pasillos de la misma edad de mi hija mayor. Niños con sus rostros y cuerpos quemados por algún incendio. Pasillos largos y fríos llenos de sufrimiento pero también de amor y esperanza.
Y por allá unos carteles en pizarrones donde invitaban a los Papás y familia de los niños internados por diversas circunstancias, a que disfrutaran de una tarde agradable en la Casa de Ronald Mc Donald que está a un costado del Hospital. Por curiosidad acudimos al llamado. Y cual será la sorpresa que al momento de pisar las instalaciones nos cambió la vida para siempre. Donde gracias a esa experiencia hemos desarrollado varios proyectos personales y en apoyo a la comunidad.
Al entrar, ver grupos de voluntarios con sonrisas, comida, bebidas, juegos, bromas y chistes. Actividades para los hermanitos de los niños internados. Desde armar legos, rompecabezas, colorear, hasta ya formalmente clases particulares para que no perdieran su año escolar entre otras mil actividades calendarizadas previamente.

Recorrer las habitaciones, con camas para que los Papás pudieran descansar y tomar un relax del sufrimiento que están viviendo. La cocina para hacerte un desayuno, comida o cena. Y lavadoras y secadoras para lavar tus pertenencias.
Y lo impresionante fue el compartir los casos de los Padres con los que convivimos durante esas horas, Padres que nos platicaron a mi esposo y a mí, que tenían meses y meses ahí. Que si no fuera por la casa de Ronald Mc Donald no sabrían que serían de sus vidas. Padres y familias que dejaron sus hogares y trabajos ya que se tuvieron que tasladar de ciudad para cubrir las necesidades médicas de su hijo enfermo (se me viene a la mente la película Milagros en el Cielo -actúa Eugenio Derbez-, en la cual al verla lloré y lloré al recordar muchos anécdotas que se mencionan en los cuales cualquier persona en este tipo de circunstancias los vive).
Cabe mencionar que este tipo de casas patrocinadas por Mc Donalds entre otras empresas, se encuentran en diversas ciudades de Estados Unidos, siempre apoyando a un hospital de atención para niños.
Por eso, cuando me invitan a participar o apoyar para mí es muy importante decir que Sí. De hecho en días pasados por 2do. año en consecutivo tuve la oportunidad de participar en la colecta «Red Shoe Day» y botear un ratito para ésta causa. Y cuando me piden redondear o dar un donativo ni lo pienso en decir que requete claro apoyo. Y al igual que yo, otras personas prestan su servicio en un ratito de su tiempo en la vía pública pidiendo donativos para ésta noble causa.

Esta es una causa, que de hecho es de un país desarrollado (EUA). Imagínate que una casa así se pudiera adaptar en México. Pensar por ejemplo en todas las personas con tantas necesidades que vemos por ejemplo en un hospital general. Tal vez personas que vienen desde el Valle de Mexicali u otras ciudades a atender casos de salud. Donde no tienen un techo ni alimento que los ampare.
Causas hay muchas, necesidades hay al por mayor. Lo importante es poner de nuestra parte y ayudar con lo poco o mucho que podamos hacerlo. Aquí o en China… siempre ayudando al prójimo, sea quien sea y en donde sea… porque Ronald Mc Donald have a house, hea hea ohhhh.